sábado, 3 de enero de 2009

MARTINETE



- MARTINETE DE LA FUNDICIÓN DE COBRE DE NAVAFRÍA-


Dos hermanos, Enrique y Manuel Abán, caldereros procedentes de Soria, se instalaron en Navafría a mediados del siglo pasado y construyeron dos obradores de fundición de cobre, provistos ambos de sus respectivos martinetes. Uno de ellos era bisabuelo del actual propietario, D Victoriano. (1)
El situado en el paraje denominado Majalcarro, "martinete de arriba", se instaló en lo que fue una sierra de agua de 1708 y se destruyó durante la guerra civil.
El denominado "martinete de abajo" es el que se conserva en la actualidad y ha sido declarado el 17 de Diciembre de 1998 "Bien de Interés Cultural" por la Junta de Castilla y León.

Un martinete es un martillo pilón o mazo movido por una rueda hidráulica. Su singularidad viene dada por lo ancestral de su sistema mecánico y por ser el único martinete para batir cobre que se conserva en funcionamiento en la península. Con él se manufacturaban los calderos que se utilizaban en la preparación de la cocina tradicional, los calientacamas y los braseros, entre otros utensilios de cobre. Por medio del golpeteo del martinete se va estirando y dando la forma adecuada al cobre recién sacado del molde.

El martinete está compuesto por un conjunto integrado por el edificio, la maquinaria o martinete propiamente dicho, la fundición y el sistema de captación de agua.
El edificio tiene planta rectangular, muros de mampostería y cubierta con teja segoviana a tres aguas. El paramento Sur forma parte de la antepara y tiene en el muro una abertura por donde sale el eje de la rueda. En la fachada Norte se encuentra la puerta de entrada y en el muro Oeste hay dos pequeñas ventanas. En el lado Este es el propio terreno el encargado del cerramiento, más un pequeño hastial. El interior está ocupado principalmente por la máquina, a la izquierda de la entrada está la fundición y a la derecha la carbonera.
En la máquina o ingenio podemos diferenciar el motor y el mazo. El motor está formado por una rueda hidráulica de madera, de las denominadas de eje horizontal y alimentada por arriba, de tres metros de diámetro. Está la rueda constituida por dos coronas circulares formadas por ocho sectores. Estas coronas son los laterales de la rueda en las que van insertadas las paletas. Un entablado colocado en el círculo menor de las coronas circulares cierra cada cangilón. El entablado va reforzado por otra corona de menor diámetro. Todo el conjunto de la rueda va zunchado por aros y atado por pletinas y pasadores de hierro y cuñas de madera. La rueda es solidaria al eje por medio de pares de maderos cruzados o cruces y cuñas. El eje, formado por un tronco de pino de casi siete metros, tiene en la parte de la rueda sección octogonal que pasar a circular en el extremo contrario con una sección intermedia de 16 lados. En el extremo opuesto a la rueda hay incrustadas cinco levas o pujones, que al moverse todo el conjunto, golpearán al extremo del mango del martillo trasformando el movimiento circular de la rueda en un movimiento alternativo "arriba y caída" del mazo. El mazo, al igual que un martillo normal, esta compuesto por la cabeza de hierro, que tiene un peso de unos doscientos kilogramos y el mango hecho con un tronco de pino de casi cinco metros de longitud y menor sección que el eje. El mango tiene en el extremo opuesto al mazo un rebaje plano definido por un plano oblicuo y reforzado por una chapa para asegurar la zona de golpe de las levas. El eje de giro del martillo se encuentra a 3/4 de la longitud del mango desde la cabeza del martillo y está definido por la boga, que es una pieza de hierro que abraza al mango y hace de cojinete para el giro. El mazo golpea sobre la yunque, que es una pieza de hierro introducida en la marra, también de hierro y de forma cilíndrica que esta empotrada en la piedra del suelo.

El sistema de captación del agua, está formado por un azud de cantos sueltos que embalsa ligeramente y facilita el desvío de parte del curso del río Cega por el caz, unos trescientos metros aguas arribas del martinete, para ganar altura de salto. Este caz, provisto de compuerta para dar paso o no al agua, conduce las aguas a la antepara o pequeña balsa adosada a la pared sur del edificio del martinete y al nivel del alero del tejado. En ella se encuentran tres conductos cerrados por tapones troncocónicos de madera de pino. A través de estos conductos se da caudal para el funcionamiento de la rueda hidráulica y para las trompas. Los tapones o trampillas son accionados desde dentro del edificio, por medio de los tiradores, abriendo más o menos paso, regulando la velocidad de la rueda y el caudal de aire de cada trompa.

La fundición para el cobre es una fragua con un crisol de barro y arena. En el crisol, para elevar la temperatura hasta la fusión del cobre, se insufla aire a presión por medio de un sistema hidráulico llamado trompa.
Las trompas de agua, cámaras eólicas o arcas de viento ya se utilizaban en el Renacimiento para insuflar aire en los órganos (2) y sustituyeron a los barquines en las forjas catalanas. La trompa es una buena combinación del Efecto Venturi y del sifón. El artilugio consta de una cuba situada debajo de la balsa y comunicada con esta por un tubo por donde entra el agua al abrir el tapón. En este tubo, a media altura se han practicado varias aberturas. Al circular el agua por el tubo de entrada provoca una depresión en las aberturas. Esta succión hace que entre aire con el agua a la cuba. La cuba tiene en su base un sifón que permite la salida del agua pero no del aire que entra. El aire sale de la cuba por un tubo que lo conduce hasta la fragua. El sistema consume mucha agua y en verano se tuvo que instalar un ventilador ya que no había caudal suficiente para el martinete y la trompa.

Una vez fundido el cobre se limpia de las ascuas con el rebabillo y se llenan los moldes vertiendo el metal fundido con la cuchara. Los moldes son de barro y paja y al igual que la cuchara están cubiertos de ceniza para evitar que se adhiera el metal. Con el cobre sólido pero al rojo, pastela, se empieza a batir, es decir, darle forma con el martinete. Está será la primera calda. Cada vez que se enfría y se vuelve a calentar en la fragua será una calda más. Serán necesarias varias caldas para conseguir la forma final deseada. Según se va estirando el cobre la pared de la lámina es cada vez más fina. Para evitar que se rompan se introducen unos calderos en otros y se trabajan todos a la vez.
Acabado el trabajo con el martinete se separan los distintos calderos para las labores finales: recortar lo sobrante, limpieza, poner un aro de hierro de refuerzo en la boca del caldero, los soportes para el asa y el asa del caldero, y el primoroso decorado del rebatido realizado por medio de numerosos golpes de martillo que dejarán su marca haciendo dibujos y una textura propia.

Jorge Miguel Soler Valencia

OTRA INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA:
Consultar "EL ADELANTADO DE INDIANA" Noviembre 2006 Nº 4 - Secretos de la ciudad pequeña - El Martinete de Navafría.
http://fs6.depauw.edu/~hersh/revista/issue4/soler.html


NOTAS:

1- D. Victoriano Abán falleció el 11 de Diciembre de 1999.
2- ATHANASIUS KIRCHER, Itinerario del éxtasis o las imágenes de un saber universal, Ignacio Gómez de Liaño – EDICIONES SIRUELA - 1986.