(LAVADERO DE LANAS DE ALFARO)
“El lavado o desensuardado de la lana es, sin dudad alguna, el trabajo más importante que con ella se hace, y que al presente se halla tan olvidada esta industria en nuestro país, que con Francia, ha dado nombre a un sistema de lavado que se emplea aún en las grandes explotaciones.
A nuestro parecer, el lavado de la lana debe ser la mayor preocupación del productor, pues de él depende el buen resultado de todas las operaciones que siguen” (1)
Jerónimo Martón sentencia de esta manera la importancia de este proceso en la cadena industrial lanera y se lamenta del abandono que en sus días ya se daba, dándonos un dato muy interesante sobre el nombre por el que se conocía el método de lavado. Por los datos que tenemos de los distintos franceses que vinieron a interesarse por la forma de lavado “al estilo segoviano”, (2) podemos considerar que el origen del sistema al que alude Jerónimo Martón es de nuestras tierras y que fue copiado por los franceses y posteriormente conocido también por su gentilicio.
La lana recién esquilada está sucia y esta suciedad está formada principalmente por la suarda (3), arcilla, vegetales y restos de toda clase que se han ido adhiriendo al animal en su trashumancia. La lana se lavaba una vez clasificada sin mezclar las diferentes categorías y siguiendo siempre el orden de superior calidad a inferior calidad.
El lavado de la lana presenta tres fases: a) el apaleado y mondadura, b) el desensuardado y c) el lavado y secado.
a) En la primera operación, el apaleamiento y mondadura, se colocaba la lana sobre zarzos sujetos con caballetes. Se extendía la lana abriéndola y desparramándola, después se quitaban con las manos las vedijas sucias, fieltradas, enroscadas, las pajas, los excrementos, los pelos extraños y todas las impurezas gruesas. Hecho esto, se procedía al apaleamiento, que tenía por objeto hacer soltar el polvo y separar todas las pequeñas suciedades que fueron quedado de la limpia anterior a mano. El apaleado se hacía sobre el zarzo, y se utilizaban dos varillas lisas de madera, con las que se golpeaba alternativamente la lana con ambas manos.
b) El desensuardado tenía por objeto limpiar de suarda la lana. Para lo cual se pasaba la lana al primer tino “donde se vierte agua tan caliente como pueda soportar sin peligro la pierna de un hombre, y se mete la cantidad de lana que se juzga conveniente para que sea comodamente pisada y penetrada por el agua caliente”(4). Ponz nos dice que el encargado de controlar la temperatura del agua en los tinos era el “tinero mayor” que se ayudaba en el trabajo en los tinos por “el ayudante y cuatro duques” (5). La lana en el tino era agitada y removida con bastones en forma de remos como si la desmenuzaran haciendo esta operación con empeño. Después la dejaban reposar unos veinte minutos. Pasado el tiempo se vaciaba el tino y se procedía a llenar el siguiente. La lana de los tinos se metía en unos pequeños cestos, donde poniendo una tabla en la parte superior una persona la prensaba bien fuerte para escurrirla.
c) Para el lavado se vaciaba la lana de los cestos cerca del lavadero donde se introducía. En el lavadero entraba solo agua limpia y fría. Varios hombres situados dentro del lavadero, los poceros, removían la lana con sus pies haciendo círculos. Del lavadero pasaba la lana al cañal donde ocho hombres situados a distancias iguales iban pisándola con los pies e impidiendo que pasase demasiado rápido. Al primero de estos hombres, por estar situado en la boca del cañal se le llamaba el boca, le seguía el trasboca y el resto eran los cañariegos. El último lavador recogía la lana y la depositaba en el colador desde donde cuatro hombres, los raberos, la sacaban y la tiraban al tablao que estaba antes de la pedrera. Del tablao la recogían los cuatro golpes y la tiraban a la pedrera para que se escurriera. En la pedrera el encargado de colocar la lana era el pedrero mayor. Escurrida bien la lana era transportada a las praderas vecinas donde permanecían cuatro soles hasta estar perfectamente secas. Numerosos operarios se dedicaban a darles la vuelta todos los días y todas las tardes y las recogían cuando las tardes eran húmedas. Cuando la lana estaba completamente seca se recogía con cuidado y se llevaba a la lonja donde era embalada.
DESCRIPCIÓN DEL LAVADERO
Cada fase en el proceso del lavado de la lana necesita una instalación y la secuencia entre las diferentes fases ordenan el conjunto.
Teniendo como eje el caz de agua, y de aguas arriba a aguas abajo, se situaba primeramente en un lateral la caldera y contiguo a ella los tinos. Entre los tinos y el caz se emplazaba el zarzo. Seguido, aguas abajo el pozo del lavadero y a continuación el cañal que terminaba en el colador llamado galera o coche. El tablao está entre el cañal y la pedrea que se sitúa a la altura del colador. Debajo del zarzo y del tablao hay un canal a modo de desagüe para recoger el agua escurrida y que descarga a la salida del lavadero. Por los dibujos que nos han llegado sabemos que los lavaderos estaban cubiertos, cerrados por el lado Norte por un muro y abierto el resto. La parte hidráulica estaba realizada de fábrica y el cañal estaba forrado de tablas; la pedrera, como su nombre indica, estaba enlosada de piedra. Para el control del agua estaban dotados de compuertas y aliviadero. El tiempo de lavado de la lana después del esquileo no era el más propicio para disponer de la gran cantidad de agua que se necesitaba por lo que en el lavadero de Alfaro se construyó un conjunto de embalses o charcones comunicados entre sí y con el fin de aportar agua al lavadero.
Para la realización de los dibujos didácticos hemos usado como base los grabados antiguos del lavadero de Alfaro (6) También nos han guiado los dibujos de los lavaderos de Segovia (7), los textos descriptivos y los restos actuales.
Por la descripción que Madóz nos ha dejado del lavadero de Alfaro sabemos que fue uno de los más importantes y perfeccionados de su época: ”...la oficina para lavar tiene un canal de los mejores de su clase, y canalete para relevar, ambos de piedra sillería, una fuerte caldera que hace más de 400 cántaros, (6.400 litros) donde se calienta el agua, con un cañón y llave de bronce saliente a las tinas, en las que se echa la lana, graduándose el calor que necesite para desengrasar; un extenso prado cercado de pared no muy alta para tender y secar las lavadas, con otro edificio independiente en el mismo prado que hace dos lonjas o almacenes entarimados, depósito de las lanas ya enjutas para estibarlas en las sacas: a la parte E. se encuentran un cercado grande con 4 estanques, a saber: dos de 100 pies de long. y 60 de lat., otro más pequeño, y el último sería de un cuadro de mas de 200 pies, si estuviese concluido; los cuales surten al lavadero de las más puras aguas tomadas del río referido (Pirón)... Este lavadero fue fundado por D. Pedro Alfaro por los años 1730, en el ant. Caserío de las Puertas, cuyo nombre adoptó así mismo el fundador, por el gran número y magnitud de ellas... después fue comprado por el Excmo. Sr. D. Nicolás de Garro, marqués de las Hormazas, y siendo este señor individuo de la junta Central de Sevilla, fue incendiado en la noche de 25 de Octubre de 1809 por una mano criminal, según lo que allí pudo observarse: .... fue reedificado por el mismo marqués, invirtiéndose más de 75.000 duros en sus grandes obras... hasta el año de 1809 se esquilarían todos los años más de 80.000 cab., cuyos prod. y otros surtidos era equivalente a más de 40.000 a. (460.000 kg) de lana lavada...” (8)
Jorge Miguel Soler Valencia
NOTAS:
1- MARTÓN E IZAGUIRRE, Jerónimo, INDUSTRIA Y COMERCIO DE LAS LANAS, MANUFACTURA Y TRÁFICO, HIJOS DE CUESTA- MADRID- 1908.
2- DUBUC, André, UN ROUENNAIS ACHETEUR DE LAINES EN ESPAGNE ET DANS LA BERRY EN 1791. En el que se describe el proceso de lavado al estilo segoviano, (facilitado por D. Ángel García Sanz) y el libro titulado NOTICE HISTORIQUE SUR UNE IMPORTATION DE SIX CENTS MERINOS, Extraits d’Espagne en 1808, d’après les ordres de S.E. LE MINISTRE DEL INTERIEUR, comte de l’Empire;...- PAR M. POYFÉRÉ DE CÉRE- A PARIS, 1809. En donde se representan los planos del lavadero de Alfaro (facilitado por D. Cesar Gutierrez Gómez)
3- La suarda es un jugo segregado por las glándulas de la piel del carnero y que lubrica cada fibra desde la raíz hasta la extremidad.
4- DUBUC, André, UN ROUENNAIS ACHETEUR DE LAINES EN ESPAGNE ET DANS LA BERRY EN 1791.
5- PONZ, Antonio, VIAJE DE ESPAÑA - 1787.
6- NOTICE HISTORIQUE SUR UNE IMPORTATION DE SIX CENTS MERINOS, Extraits d’Espagne en 1808, d’après les ordres de S.E. LE MINISTRE DEL INTERIEUR, comte de l’Empire;...- PAR M. POYFÉRÉ DE CÉRE- A PARIS, 1809.
7- DUBUC, André, UN ROUENNAIS ACHETEUR DE LAINES EN ESPAGNE ET DANS LA BERRY EN 1791.
8- MADOZ, Pascual, DICCIONARIO GEOGRÁFICO-ESTADÍSTICO-HISTÓRICO DE ESPAÑA -1845/1850.