viernes, 2 de enero de 2009

FRAGUA



-FRAGUA DE LA MATA DE QUINTANAR-

Es raro encontrar un pueblo de nuestra provincia que no tenga o haya tenido una fragua. El principio de utilidad hacía que estas construcciones formasen parte imprescindible del caserío.
¿Pero cual era la función de la fragua que las hacia tan imprescindibles? En su definición podemos leer: “fogón en el que se caldean los metales para forjarlos, avivando el fuego mediante una corriente horizontal de aire producida por un fuelle o por otro aparato análogo”, también se conoce como fragua “al taller donde está instalado este fogón”. (1)
Forjar es dar forma al metal por medio de golpes. Para facilitar esta operación se calienta la pieza a forjar hasta llevarla a estado plástico, dependiendo del calentamiento a que se somete el metal así son sus características a la forja, permitiendo estirarlo, cortarlo, compactarlo, estamparlo e incluso soldarlo y todo por medio de golpes. Además de estas operaciones para dar una determinada forma al metal también se le hacían tratamientos en sus características como el templado.

En las fraguas, gobernadas por el herrero, se construían y reparaban los aperos para la labranza, del arado las rejas, velortas y gavilanes y herramientas como las hoces, azadas, picos, etc., imprescindibles para las labores agrícolas.
Se llamaba abuzar la reja (aguzar) a la operación de estirar el metal para sacar punta a la reja. Cuando la reja no permitía ser estirada había que echar una punta, operación consistente en soldarle más hierro y después forjar la punta. Cuando la reja estaba tan desgastada que no permitía las operaciones anteriores se tenía que calzar la reja, operación consistente en soldar en toda la reja una capa de metal.

Las fraguas están emplazadas generalmente a las afueras de los pueblos y junto a ellas se situaban los potros de herrar. Seguramente debido a lo riguroso del clima, en el Muyo el potro de herrar esta dentro de la fragua.
Son edificios muy sencillos y de reducidas dimensiones. Su espacio interior se distribuye entre la zona ocupada por la fragua y próximo a ella el yunque, la carbonera, la piedra de afilar y el banco de trabajo.

La fragua esta formada por una plataforma elevada sobre el suelo unos 70 centímetros donde se sitúa el fogón y contiguo a él la pila para el agua. Encima del fogón esta la chimenea que tiene una campana de estructura de madera revocada con barro. Hay otros tipos que se diferencian principalmente en formar un solo cuerpo el fogón y la chimenea y el estar construidos por adobes como en la zona de Madriguera. En la pila para el agua, el herrero introducía el metal caliente para templarlo o sencillamente enfriarlo. El fuelle o barquín, que es el instrumento que se empleaba para impeler aire en el fogón, se sitúa a su lado pero separado y aislado del fuego por medio de un tabique de adobes. El fuelle esta construido según ciertos principios de física, para recoger aire en su interior por medio de una válvula y volverlo a despedir por un cañón, con mas o menos velocidad, al exterior. El principio del fuelle es muy similar al de la bomba aspirante impelente.
Un fuelle sencillo consta de dos tapas de pino o haya cortadas imitando la forma de corazón, rematando la parte más ancha en una manija para asir el fuelle. En la tabla inferior hay practicado un orificio, cubierto interiormente por un cuero que constituye una válvula de aspiración, que se abre de fuera adentro y se la denomina vulgarmente gato. Encima de la tabla inferior y en su punta se sujeta con clavos un tarugo, boquerel, que lleva un hueco, al que se adapta el bocín o cañón que es un cono truncado metálico para dar paso al aire absorbido a través de la válvula e impelido por la presión ejercida sobre la tabla superior. El juego del fuelle lo ejecuta una badana, entre las dos tablas, formando al apretar la de arriba, unos pliegues más o menos uniformes que a medida de lo que se abren aumentan o disminuyen la capacidad del fuelle. Los pliegues reciben el nombre de costillas y la badana el de tiro. Ésta va clavada en el canto de las tablas de modo que no deje escapar el aire más que por el bocín, y para ello la junta se cubre con una tira de cuero que pasa por encima del claveteado(2) El tiro, hecho de cuero de vaca, se untaba para su conservación con grasa de caballo sin sal.

Para que la salida de aire del fuelle sea lo más constante posible y no se interrumpa en el momento de la aspiración, los fuelles de las fraguas no son sencillos y están formados por la combinación de varias cámaras. El fuelle de esta fragua está formado por dos cámaras: el fuelle inferior que es el encargado de aspirar el aire del exterior y mandar parte al fogón y parte al superior, y este segundo que sirve como colector y expulsa el aire al fogón debido a la presión que ejerce la tapa superior.
El fuelle se acciona de forma manual por medio de un tirador que mueve una palanca situada encima. El extremo del brazo menor de la palanca esta conectado por una barra de hierro con la manija del fuelle y el extremo del brazo mayor con el tirador que acciona el herrero. Cuando se baja el tirador la parte inferior del fuelle sube. El aire sale al fogón por la tobera, que es de hierro fundido y se recubría con barro para protegerla. Las toberas tenían número según el diámetro del orificio. Si salía mucho aire se ponía una pepita para disminuir la sección de salida.

El mejor carbón era el vegetal. Hasta la década de los ochenta se hacía en Mudrián de piña negral, que era ideal para soldar a calda. En otras zonas como en Arcones se hacía de brezo.
Una vez calentado el hierro se le daba forma a martillazos encima del yunque o la bigornia.
El yunque es un prisma de hierro acerado de sección cuadrada, a veces con punta en uno de los lados, encajado en un tajo de madera fuerte. Se diferencia de la bigornia en que esta tiene dos puntas opuestas (bicornius, de dos cuernos). Otras herramientas propias del herrero eran los martillos de varios tipos, las tenazas (curva, puntera, de cruz, de aro), cortafríos, punteros, clavera, tajadera, etc.

La piedra de afilar no podía faltar en una fragua, donde la producción de herramientas cortantes era una de sus principales tareas. Era accionada por los pies y el recipiente para el agua esta hecho en el propio suelo.

El banco de trabajo esta formado por un tablón al que se le ha incorporado un tornillo de aprieto y esta iluminado por un pequeño ventanuco.

Las fraguas podían ser de propiedad particular o del concejo. Las fraguas de los ayuntamientos eran arrendadas a los herreros y estos se comprometían al mantenimiento de los aperos de los campesinos, principalmente del arado, que de esta manera se aseguraban poder contar con la herramienta en buen estado.
El día del Carmen, se ajustaba el arriendo al herrero y él convidaba a los vecinos a la tajá (caldereta de borrega) El sistema consistía en una especie de iguala, cada campesino pagaba al herrero la medida acordada en especie, que solía ser una fanega de trigo (43,5 Kg) por yunta y éste, a cambio, se comprometía a los arreglos necesarios en la reja del arado, incluyendo una operación de calzar la reja.
Se daba el caso que un herrero podía estar al cargo de las fraguas de varios pueblos pequeños, en este caso las atendía por días. El día de “echar pescuezos” consistía en poner a punto todo el material antes de empezar la sementera (semencera). Para esta operación se tenían que juntar por lo menos tres vecinos que ayudaban al herrero con el fuelle y las tareas que éste les mandase. Al que le tocaba echar los pescuezos ponía la comida (chorizo, bota, etc.), ya que se pasaban todo el día en la fragua trabajando..
La tarja era un listón de madera de pino de aproximadamente 4x4 centímetros de sección y unos 40 de largo que el herrero entregaba a cada vecino. Cuando un vecino tenía que acudir a la fragua para que el herrero le hiciera un trabajo llevaba la tarja, en donde, una vez concluida la tarea, el herrero le hacía una marca proporcional al costo. De esta manera, después de la cosecha, los vecinos saldaban sus deudas con el herrero leyendo en la tarja las tareas realizadas.

Algunos herreros se especializaban en la fabricación de un tipo de herramientas como D. Leandro, de Mudrián, que su herrería también era fábrica de hoces.
Los campesinos acudían a la fragua al atardecer, después de su jornada, a reparar los desperfectos de las herramientas, por lo que la jornada del herrero se prolongaba hasta las doce o una de la madrugada.
Las fraguas eran lugares de reunión en donde era fácil encontrar a los vecinos en tertulia.

HISTORIA

En la antigüedad, el conocimiento y uso del manejo de los metales siempre ha estado rodeado de misterio y se atribuye a seres sobrenaturales. En el Génesis se dice que el primer forjador fue Tubalcaín. Homero en la Iliada, XVIII, describe la forja de Hefestos y las herramientas que empleaba. La mitología vikinga atribuye su conocimiento y habilidad a los enanos que habitaban en las entrañas de la tierra, son los hermanos Brok y Sindvi los forjadores del martillo de Thor “Mionir.”
Los pueblos primitivos actuales, como los Falis de Camerún, usan fraguas muy rudimentarias que nos ilustran sobre los posibles modelos de las primeras fraguas. (3)
Las fraguas funcionaron hasta la década de los 70 pues siguieron fabricando y arreglando las rejas y aperos de los tractores (formones, orejas, etc.). Algunos herreros han mantenido el oficio con la especialización de la forja artesana.


Jorge Miguel Soler Valencia



NOTAS:

1- Real Academia Española, DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA – 1992.
2- ENCICLOPEDIA UNIVERSAL ESPASA CALPE, Espasa Calpe
3- GUIDONI, Érico, ARQUITECTURA PRIMITIVA, AGUILAR.

Informantes: D. Lino Ontoria y Dª Maria (Arcones), D. Leandro Hidalgo (Mudrián) y D. Ramón Cardiel (La Mata de Quintanar)